domingo, enero 10, 2010



La forma en que sus lágrimas te hacen querer cambiar el mundo, para que deje de llorar, sin importar si le amas, si le odias, si deseas que se muera o sabiendo incluso te morirás sin él, eso no marca la diferencia, porque una vez en tu vida, sin importar lo que sea para el mundo, se convierte en todo para ti. Cuando le miras a los ojos, te pierdes en lo profundo de su alma, y dices un millón de cosas sin sentido. Ahí, es cuando te das cuenta que tu vida depende del latir de su corazón. Le amas por un millón de razones, imposibles de contar, porque no es algo de la mente, si no del corazón. Un sentimiento, que solo sientes cuando estás con él.

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