viernes, marzo 05, 2010

Viernes, 5 de Marzo del 2010



Te odio. Odio importarte, y que no lo demuestres. Odio que des por echo que siempre voy a estar, odio que me infravalores, y odio quererte de esta manera. Odio tu risa, como huele tu ropa, odio como me miras, como me tratas cuando te intereso, odio como saben tus besos, odio el tacto de tus manos, y odio que me tiemblen las piernas cuando me abrazas. Odio que no te des cuenta, odio que me des motivos para ponerme celosa, y odio que pienses con la polla. Odio que no te dejes conocer, odio que te encierres en ti mismo, odio no saber lo que piensas y odio que tú si sepas lo que pienso yo. Odio que te pongas borde, y odio no poder ponerme borde yo. Odio cuando me dices que en el fondo me quieres, odio que puedas hacer conmigo lo que te plazca, odio que me chantajees con no volver a abrazarme, y odio que me digas que la quieres más a ella. Pero, ¿Sabes lo que odio de verdad? Odio no odiar tu risa, ni como huele tu ropa, ni como me miras, ni como me tratas. Odio no poder odiar el sabor de tus besos, ni el tacto de tus manos. Odio no poder odiarte cuando te pones borde, y odio no poder odiarte cuando me dices que me quieres. Odio no poder olvidarte. Odio quererte. Pero, sobretodo, odio no poder odiarte las 24h del día.